Lessico
Atrabile
Dal latino atra bilis, bile nera. In greco mélas+cholë -> melancholía, bile nera. Uno dei quattro umori della teoria umorale formulata da Galeno; si riteneva secreto dalla milza e, in epoca più recente, dalle capsule surrenali. Gli antichi attribuivano a un eccesso di atrabile la malinconia, l'ipocondria e le nevrosi depressive.
Per un approfondimento della teoria umorale si riporta quanto già riferito nella biografia di Andrés de Laguna.
La
teoría humoral
Un sistema médico para un milenio
Así
pues, durante más de ocho siglos, los conceptos acerca de la salud y de la
enfermedad en la medicina culta europea occidental estuvieron marcados por la
vigencia de un complejo sistema de interpretación racional, basado en los
tratados atribuidos a Hipócrates, en las obras de Galeno y en la infinidad de
autores – cristianos, musulmanes y judíos –
que se dedicaron a comentar esos textos.
Para
tratar de sintetizar en qué consistía la interpretación galenista de los
procesos naturales del cuerpo humano, debemos partir de la llamada teoría de
los humores. El galenismo concebía el estado de salud como el equilibrio
perfecto (eucrasia) de los cuatro humores que componían el organismo
humano y sus partes. Dichos humores tenían su correspondencia con los cuatro
elementos constitutivos de la materia y combinaban las cuatro cualidades básicas
de la misma en el modo siguiente:
elementos |
|
humores |
|
cualidades |
aire |
= |
sangre |
= |
caliente
+ húmeda |
agua |
= |
flema |
= |
fría
+ húmeda |
fuego |
= |
cólera
(bilis amarilla) |
= |
caliente
+ seca |
tierra |
= |
melancolía
(bilis negra) |
= |
fría
+ seca |
La
pérdida de la salud era ocasionada por la acción de un complejo sistema de
causas que provocaban el desequilibrio de los humores o discrasia.
Entre
esas causas ocupaban un papel esencial las cosas preternaturales, de
origen externo y contrarias a la natura del cuerpo humano. Para el
restablecimiento de la salud, así como para el mantenimiento de la misma, el
médico debía elaborar un régimen que, de acuerdo con las características
personales de cada individuo, se ocupara de evitar la acción de las causas preternaturales
y de regular todos los aspectos de su vida, en especial los relativos a
las llamadas sex res non naturales:
el
aire y el ambiente
la
comida y la bebida
el
reposo y el ejercicio
el sueño y la vigilia
la evacuación y la retención
las pasiones del alma
De
acuerdo con los conceptos de equilibrio y desequilibrio humoral explicados
anteriormente, para la patología galénica el principal objetivo terapéutico
era la expulsión de la materia pecante, el humor excedente,
responsable de la aparición de los síntomas en el curso de una enfermedad.
El exceso de ese humor pecante debía ser evacuado con ayuda de diversos
procedimientos terapéuticos. Los dos fundamentales para obtener dicha expulsión
eran la purga y la sangría. La primera se conseguía mediante el uso de
diversos purgantes, administrados de diferentes modos, utilizando las vías naturales:
desde el sudor a la saliva, pasando por el vómito, la orina o las heces. Para
ello, la materia médica galénica poseía un extenso repertorio de productos
purgantes, de origen vegetal, animal o mineral, con diferentes acciones,
grados e intensidades. De ahí la extraordinaria valoración que adquirieron
algunos simples medicinales, como la raíz de Mechoacán, capaces de conseguir
una expulsión de la materia corrompida que no producía excesivas molestias
al paciente y que obtenía efectos rápidos y controlados.
Pero
además de las vías naturales, con mucha frecuencia se recurría a provocar
la deseada eliminación del humor excedente mediante la práctica de la
flebotomía, o sangría. Hasta tal punto prescribían los médicos galenistas
a sus enfermos esta técnica que no tardaron en granjearse la crítica de
quienes vieron en el abuso de la sangría el argumento fundamental para poner
en tela de juicio todo el sistema médico galénico.
La
combinación de los simples medicinales (cada uno de los elementos
vegetales, animales o minerales empleados) en sofisticados compuestos (el
más conocido de los cuales era la teriaca o triaca, en cuya receta se
combinaban más de un centenar de simples) era el objeto de los numerosos Antidotarios
circulantes en la época. La elaboración de las diferentes recetas era
competencia de los boticarios y objeto de discusión continua entre los médicos,
tanto en sus tratados como en las consultas que se intercambiaban o en las
juntas de médicos que los reunían en torno al lecho del enfermo.
En
éste como en los demás aspectos de la medicina galénica el contenido
esencial del saber se hallaba en los textos clásicos de referencia. Para el
caso de la materia médica, sin duda, éste era el de un médico griego del
siglo I que reunió en un tratado las descripciones y las virtudes medicinales
de unas 600 plantas, además de algunas partes de animales y unos pocos
minerales con propiedades curativas.
A partir de la segunda mitad del siglo XV, el esclarecimiento del texto ‘original’ de Dioscórides y la discusión acerca de la denominación, la identificación de las plantas que describió y – sobre todo – acerca de sus reales o supuestas virtudes curativas ocuparon a muchos médicos europeos, adscribibles a lo que se ha convenido en denominar «humanismo médico», entre ellos de manera muy destacable, como ya hemos anunciado, a Andrés Laguna. Veamos, pues, en qué consistió ese humanismo médico en el que militó desde el principio hasta el final de su andadura intelectual, el médico segoviano.